viernes, 12 de enero de 2018

SAN ANTON

Ya únicamente recordamos San Antón cuando recogemos nuestros perros o nuestros gatos y los llevamos a cumplir con esta maravillosa tradición tan nuestra, pero que poco a poco notamos como se nos escapa de las manos.

LA HISTORIA

Hace muchísimos  años el día de San Antón era la fecha inicial de alegría en el alegre pueblo madrileño. Las manolas del Avapaiés no desdeñaban en los días de más cruel contienda con la chispería de la corte el llegar en son de fiesta fraternal al corazón del barrio chispero de San Antón y del Barquillo. Hoy, que ya no existen los bandos del Avapés, ni de temer la venganza de Zurdillo ; hoy, que reinan la paz y el beneficio de la cordialidad entre los principios cristianos de Embajadores y de Maravillas, pasean con igual imperio la calle de Hortaleza las mozas más garridas de Monteleón y las hembras más soberanas que se crían entre los dos campillos: el de Gil Imón y el de la Manuela.

Los majos caracolean en sus caballos engalanados, con las crines trenzadas y tejidas  como ataujias las copiosas colas. Los jinetes van con un lujo de abolengo, y quien puede deja las chaquetas de coderas de diestro garrochista para ostentar con garbo la corta chaqueta de terciopelo carmesí con los alamares de seda o los caireles de bbrillante filigrana. Muerto el gracioso calañes, reina todavía sobre las cabezas el redondo pavero.

Era un tiempo cuando hallábase en los arrabales y aun como finca lejana la quinta de conde de Vocingüerra de Arcos, que estaba donde luego se alzó, en el siglo XVIII del conde de Aranda y hoy se levanta el Tribunal de Cuentas, aquella finca donde el Príncipe don Carlos acudía para entrevistarse con gentes de Flandes, en menoscabo de la autoridad de su padre el Monarca Felipe II. Y como lugar casi campestre, los terrenos de condestable don Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frias, que llegaban desde donde es hoyel Paseo de Recoletos hasta la calle de Hortaleza. De los marqueses de Torrecilla era, y portal de sus cocheras. Lugares poco menos que desiertos aquellos que lindaban con los caminos de Fuencarral y Hortaleza, y así aconteció que en una ocasión  de una cierta epidemia (peste o pestilencia que entonces se decía) se utilizó un lugar en las cercanías del segundo de esos senderos para el establecimiento de un lazareto que apartase de la villa a los infortunados elegidos por el mal. Era el año 1600, y aún existía el lazareto abandonado, por lo que se consagró a otro menenter saludable, como el de hacerle asilo para los pacientes de fuego usangroso y de lamparones que habían de curarse solos por no tener a mano ña del Rey de Francia, a quien venñia de gracia para curar esas lacerías.

Iba haciendose calle lo que hasta entonces no pasó de camino de Hortaleza, y el viejo lazareto fué donado a la Comunidad de Clérigos regulares de las Escuelas Pías, quienes luego que tuvieron bienes para ello (recibieron la ayuda de un piadoso caballero lleno de piedad y de doblones, que se llamaba don Fermín de Vicuña) se dispusieron a edificar el nuevo templo que se consagró a la Asunción de la Virgen, y la casa conveniente para un colegio calasancio. Entre tanto se había construido enfrente, que llegaba has ta la calle que se denominaba de San Antón y hoy se denomina Pelayo, otro beaterio que traía su origen del recogimiento de mujeres arrepentidas con el nombre de Casa Real de Santa María Magdalena de mujeres arrepentidas (vulgo recogidas) instalándose el 10 de mayo de 1623.

Fué el 12 de junio de 1755, cuando fundaron su colegio los Escolapios, y posteriormente cuando dieron a su escuela el nombre de San Antonio Abad. Y con ello respetaron dos tradiciones, porque la advocación del eremita fué la que llevaba el lazareto primitivo, y como en ocasión de aquella epidemia hubo de celebrarse su desaparición con un ceremonia que parecía fraternidad franciscana, mezclada con algo de algo de exorcismo, y consistía en una bendición a los frutos y a las bestias, quedaron desde entonces los clérigos escolapios en la práctica entre devota y pagana, que verificada en el día del Santo patrón del colegio, había de convertirse en asunto de tradición y derivar en romería (hoy desaparecida) en el cerrillo de San Blas.
Esta romería os la contaré en otro momento

Para saber más:
Historia de la Villa y Corte de Federico Bravo Morata
Las calles de Madrid de Pedro de Répide
Leyendas e Historias del Viejo Madrid
Madrid Visto y Sentido por Pedro de Répide

Año 1941 fotografías de Otto Wunderlich

Año 1953 fotografias de Campua
Año 1954 Campua
Año 1955 Campua

1 comentario:

Marisoi dijo...

Qué bueno Francisco, todas esa fotografías tuyas, ¿están hechas a través de los años o en una sola jornada?. Un saludo.