sábado, 4 de febrero de 2017

DON GRACIAN RAMIREZ

Mucho antes de la invasión árabe, dicen que, al tiempo de verificarse esta, los piadosos vecinos de la villa de Madrid, al abandonarla, debieron esconder la imagen de la virgen de Atocha en unos prados de aquellos contornos en los que se criaba la planta tocha o atocha, (como también lo habían hecho con la de la Almudena en el cubo de la muralla) y que al poco tiempo encontró el caballero Gracian Ramírez, dueño de aquellas posesiones cuando, viniendo de su casa de Rivas (a donde se había retirado con su familia) emprendió y consiguió con algunos pocos caballeros la reconquista de su villa natal.

(Portada de Patrona de Madrid restituida, de Salas Barbadillo. En la parte inferior de esta edición de 1750 aparecen Gracián Ramírez, su mujer e hijas)

Esta primera reconquista no mencionada por ningún historiador, ha sido recibida como una tradición. Se halla envuelta en una portentosa maravilla, en un milagro de Nuestra Señora de Atocha.

Cuentan, que temeroso el valiente Gracian del mal éxito de su heróica tentativa y después de de haberse encomendado a Nuestra Señora, degolló por su propia mano a su mujer e hijas, para que, en caso de sucumbir en la lucha, no quedasen abandonadas a la brutalidad de los moros; pero que habiendo, con el favor divino, llevado  a cabo su propósito de reconquistar Madrid triunfando de los infieles, se arrepintió de su precipitada decisión primera, y regresando a la ermita de Nuestra Señora, mereció, en premio de su heroicidad, hallar a sus víctimas resucitadas al pie de la Virgen, si bien conservando en sus cuellos la huella del cuchillo de Gracian.

Supuesto, pues, este milagroso suceso, y supuesta la remotísima existencia de aquella pobre ermita, no debe extrañarnos que desde los tiempos subsiguientes a la reconquista histórica de Madrid por Alfonso VI fuese ya célebre esta imagen y este santuario.

A él acudían en devotas romerías multitud de peregrinos de todos los puntos de España, razón por la que se hubo de construir, arrimado al mismo, una hospedería para albelgarlos, cuyo patronazgo corría a cargo de la misma casa de los Ramírez ( con el tiempo de los condes de Bornos).


Leyendas e Historia de Madrid (Francisco de Azorín)

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